Análisis de “La hija del mazorquero” Juana Manuela Gorriti
Introducción
En el siguiente trabajo se analizará una de las obras literarias de Juana
Manuela de Gorriti, escritora argentina y luego exiliada a Bolivia por razones
políticas, denominada La hija del
mazorquero.
Dicha obra cuenta
con ciertas características del Romanticismo latinoamericano, y algunos menos
presentes como del Realismo-Naturalismo, y temas de la generación literaria
argentina que se dedicó a plasmarla en sus obras: La Generación del 37. Es así
que se buscará en dicho análisis literario reflejarlas y demostrarlas mediante la
presentación de la teoría y su ejemplificación con citas de la narración.
Desarrollo
Biografía de la autora
Juana Manuela Gorriti nació en la hacienda Los Horcones, provincia de
Salta, Argentina, el 15 de junio de 1818, en el seno de una familia de la clase
alta dedicada a la causa de la independencia. Hija de Felicita de Zuviría y de
José Ignacio Gorriti, general de la contienda independentista y posteriormente gobernador de Salta en dos ocasiones.
En 1831, siendo su padre unitario, y tras enfrentar en armas
al federal Facundo Quiroga, su familia se vio obligada a emigrar a Bolivia,
allí vivió entre los libros de la biblioteca de su padre en Horcones, tierra a
la que siempre evoca en su obra. Estudió brevemente en Salta pero aprendió a
hacerse fuerte en el destierro.
En 1832, la joven Juana Manuela Gorriti conoció a Manuel
Isidoro Belzú, oficial del ejército boliviano, y se casó con él en 1833, a la
edad de catorce años. Nacieron de esta unión dos hijas, Edelmira y Mercedes.
Gorriti se dedicó a sus hijas y a escribir.
Juana quedó sola en Lima donde abrió una escuela mixta de
educación primaria. Allí tuvo origen su ya famoso salón literario que congregó
a las personalidades más sobresalientes. Sus cuentos y novelas fueron
publicados y difundidos en Chile, Colombia, Venezuela y Argentina.
La Quena, es una
novela juvenil de Gorriti, una historia de amor entre una princesa incaica y un
español, quizás escrita cuando la autora tenía dieciocho años, fue publicada
por entregas en La Revista de Lima en
1845, la primera de muchas novelas, artículos y cuentos que publicaría
rápidamente uno detrás del otro.
En 1865 fueron publicados en Buenos Aires dos volúmenes, por
suscripción, de novelas cortas y ensayos de Gorriti, con el título de Sueños y realidades. Los volúmenes
recibieron críticas muy favorables, y Gorriti fue aclamada como escritora
argentina, a pesar de que llevaba tantos años viviendo en el extranjero.
Su personalidad se halla fuertemente dibujada en su Panoramas de la vida (1876), que ella misma
definió como “novelas, fantasías, leyendas y descripciones americanas”.
Efectivamente, su obra está sostenida por lo histórico, las leyendas indígenas,
las costumbres, las fantasías de contenido sobrenatural y espiritista y,
fundamentalmente, por sus notas autobiográficas.
Juana Manuela adoptó el punto de vista romántico. Su
estética expresó la lucha de los opuestos: lo bueno y lo malo, los ángeles y
los demonios, la realidad y la fantasía. Ha transitado también por relatos
costumbristas con temas variados: historias de amor y celos, "El pozo de Yocci"; relatos de la
época rosista como "El guante
negro" y "La hija del
mazorquero"; y otros ligados a la tradición indígena ("El ángel caído", "De
viaje" y "La tierra natal"). Gorriti estaba trabajando en lo
íntimo, un libro de reflexiones, apuntes y anécdotas de su vida, cuando la
sorprendió la muerte; corría el año 1892, en la provincia de Salta, Argentina
.
La
hija del mazorquero
Sinopsis
Roque Almanegra y su hija Clemencia vivían solos en Buenos
Aires. Él era el cabecilla de la Mazorca, que atendían las órdenes del
gobernador de ese momento. La madre de Clemencia había fallecido, y ella es quien
siempre lo esperaba a su padre y salía a su encuentro luego de cumplir con su
“deber”.
La bella joven tenía en su conocimiento a lo que se dedicaba
Roque. Una noche da cuenta de la presencia de su padre junto a otros hombres
que estaban planeando el asesinato de un unitario que se llamaba Manuel de
Pueyrredón. Con el deseo de salvarlo a éste y truncar los planes de la Mazorca,
decidió tomar la delantera y llegar al lugar de encuentro antes que los
asesinos y así consigue advertirle al joven de su funesto destino.
Escapan luego ambos, cada uno por su lado, pero la esposa de
Manuel calló presa por los mazorqueros y éste fue a rescatarla a la comisaría.
Clemencia se entera de la situación y utilizando su estatus de respeto como
hija de Almanegra, cabecilla del grupo, ingresa a la comisaria y le propone un
plan de escape al joven unitario con el objetivo de que Emilia y él se
escaparan. Así lo hicieron, pero Clemencia se quedó en la celda esperando,
cumpliendo un voto divino y su propósito en el mundo que desde el inicio se
había prometido, hasta que su padre, sin poder reconocerla por la oscuridad y
espesa tiniebla de la celda, la degolla fríamente. En ese mismo instante
Clemencia habla con un hilo de voz y encomienda a su padre y a ella misma a
Dios, y el corazón de Roque se rompe y sus cabellos se estremecieron, al darse
cuenta de lo que había hecho.
Análisis literario
La hija del mazorquero
pertenece a una compilación de sus cuentos e historias llamado Sueños y Realidades publicado en, Buenos
Aires en 1865, pero escrito en Lima, durante su exilio alrededor de 1845.
De acuerdo a la estética de Gorriti, como se dijo
anteriormente, expresó la lucha de los opuestos: lo bueno y lo malo, los
ángeles y los demonios, la realidad y la fantasía. En esta narración, los
opuestos se pueden detectar claramente con dos personajes: Roque y Clemencia
Clemencia
|
Roque
|
Representa:
Lo
bueno: la piedad, la clemencia, la bondad
Lo
angelical: constantemente se le atribuye características divinas que
van a formar su fisonomía angelical y que concuerdan con su forma de ser.
La
fantasía: Consagrada a Dios,
fiel a un voto divino, decide ayudar a su padre con su sacrificio, con
su sangre, y con su muerte bautizará a éste y la luz divina caerá sobre él
transformándolo en bueno.
|
Representa:
Lo
malo: personaje insensible y cruel, no sentía piedad por nadie; una
mezcla de ferocidad y blasfemia.
Lo
demoníaco: como contracara a su hija, es un personaje que de acuerdo
a su personalidad se lo puede ver como un condenado, debido a sus masacres.
La
realidad: Roque es el cabecilla de la sociedad La Mazorca, que en tiempos
de la segunda gobernación del General Rosas es creado con propósitos
políticos. Su forma de controlar a los opositores es con la condena a muerte,
sin previo juicio.
|
La hija del mazorquero
es una leyenda, y por su temática es una leyenda histórica, que son
aquellas que narran hechos ocurridos en guerra o el momento de las conquistas,
como sucede en la narración con la descripción del contexto social y político,
en Buenos Aires durante los años 1835-1852, durante la gobernación de Juan
Manuel de Rosas. Contexto que no es ficticio y que es presentado no solo aquí
sino también en EL Matadero de Esteban
Echeverría, y diferentes textos históricos.
De acuerdo a las características de las leyendas, el texto
elegido presenta:
El héroe
Los personajes pueden ser
ficticios o reales, que suelen tener características admirables que los
ensalzan y los elevan a la categoría de verdaderos héroes.
En este caso, el héroe es ficticio
y lo representa el personaje de Clemencia, con cualidades como la piedad, el
amor al prójimo, la delicadeza y dulzura, la inteligencia y destreza para
llevar a cabo sus cometidos.
Acciones grandiosas
Las leyendas se
centran en los personajes y la grandiosidad de sus acciones. Éstas suelen ser tan únicas que son irrepetibles por cualquier
otra persona en cualquier otro lugar o momento.
Clemencia va a
realizar diferentes acciones benéficas y amorosas que buscan mejorar el estado
en que se encuentran las víctimas que han quedado por culpa de su padre, y que
las realiza a escondidas de éste. Pero la acción central y de mayor complejidad
es la de salvar el destino de su padre Roque, y a su vez salvar a Manuel de
Pueyrredón, lo que conlleva quebrantar la ley al ayudar y ser cómplice de un
unitario, enemigo del gobierno, y correr el riesgo de morir.
El
espacio-tiempo donde se desarrolla la historia es suficientemente conocido,
específico y ubicable. Es un momento y lugar familiares para los miembros de la
comunidad; esto es lo que hace a la historia creíble, verosímil y, por lo
tanto, popular.
En La
hija del mazorquero la
ubicación geográfica no cabe duda que se desarrolla en la ciudad de Buenos
Aires, ya que se van a ir nombrando lugares como el obelisco de la plaza de la
Victoria, la iglesia del Socorro:
“(…) un hombre embozado se detendrá al pie
del obelisco de la plaza de la Victoria”
“Hace algunos meses entré a oír la misa en la
iglesia del Socorro”
Y en cuanto al tiempo, se nombran directamente a Rosas y su
segunda gobernación, entre los años 1835 y 1852, y la Mazorca que fue
constituida durante los primeros años de dicho mandato.
La narración
incluye hechos sobrenaturales, mágicos o fantásticos, que son los que permiten
la duda a los más escépticos y los que a la vez les dan el tinte de heroicidad
a los personajes. Por ejemplo, es el caso del “bautismo” de Roque con el
cumplimiento del voto de Clemencia que
había prometido, y sucede al finalizar la narración.
“Su
fatal descubrimiento en nada disminuyó la ternura que profesaba a su padre (…)
Clemencia deseó vivir para acompañar al desdichado como un ángel guardián en
aquella vida de inequidad (…)”
“(…) pero luego, como asaltada por un amargo recuerdo, movía la
cabeza en ademán de dolorosa resignación murmurando en voz baja: Hija de la
desgracia, heredera del castigo celeste, víctima expiatoria, piensa en tu voto; acuérdate que tu reino no es de este mundo”
“Pero la sangre de la virgen halló gracia delante de Dios y como
un bautismo de redención, hizo descender sobre aquel hombre un rayo de luz
divina que lo regeneró.”
Los personajes son humanos
Las leyendas
tienen como protagonistas a seres humanos que fueron relevantes en
un momento histórico debido a sus acciones, pensamientos o hazañas. Los
personajes del texto analizado son descriptos como personas creíbles, con
detalles como el trabajo o lugar dentro de la familia, el color del pelo, la
vestimenta, entre otros. Como por ejemplo:
Manuel
de Pueyrredón: es un joven unitario, amigo de Lavalle y emigrado de
Montevideo, casado en secreto con Emilia, hija de un federal. Era alto y
esbelto, cuyos movimientos eran de una elegancia que solo se conseguía si era
de una familia distinguida. Que sea unitario, es la causa por la que lo
persiguen, debido a que en esa época se encontraba la oposición entre
federales-unitarios.
“Era
un hombre joven y bello como jamás Clemencia había visto otro, ni aún en sus
poéticos ensueños de dieciséis años. Era alto y esbelto. En todos sus
movimientos revelábase era elegancia fácil, casi descuidada, que solo dan el
uso del mundo y un nacimiento. La mirada, a la vez profunda y lánguida de sus
hermosos ojos, tenía un poder irresistible de atracción que, aliándose a la
mágica armonía de su voz (…)”
Clemencia:
“joven de dieciséis años, con grandes
ojos azules y ceñida de una aureola de rizos blondos (…)”; “Empleó para
socorrerlos los talentos adquiridos en la esmerada educación que había recibido
de su madre: dio lecciones de música y de pintura y consagró sus horas a un
constante trabajo.”
Clemencia no es un
personaje que cambie la historia de un país con sus acciones, pero pone en tela
de juicio para el lector la forma de llevar a cabo la política de fidelidad
hacia el Restaurador.
Explican la Historia
Las leyendas
buscan explicar hechos históricos, momentos importantes o algún elemento
cultural para causar un impacto en la sociedad y generar en ella actitudes,
comportamientos o creencias específicas.
En este caso, la narración de Gorriti le muestra al
lector la época rosista, y la existencia de la Mazorca y sus acciones, con la
idea de que éste conozca, evalúe y saque sus conclusiones de este momento de la
Historia argentina, viendo en él si es conveniente o normal continuar con esa
política o no.
El contexto histórico dentro del
cuento La hija de mazorquero
La hija del mazorquero
tiene como fondo histórico la época en que Rosas gobernaba el país, y va a
mostrar, a través de un narrador en tercera persona del singular y omnisciente,
las maniobras de gobierno del Restaurador y sus leyes.
Desde el título ya nos advierte que van a haber dos personajes, quien
uno de ellos es mazorquero. De acuerdo a la época del gobierno rosista
(1935-1952) se va a llevar a cabo la creación de una organización denominada La
Mazorca, cuyo origen se ligó a una asociación política, La Sociedad Popular
Restauradora (1833). Tiburcio Ochoteco le sugirió a Encarnación Ezcurra, quien
la había dirigido exitosamente en la lucha contra la facción cismática, la
formación de un club de adherentes de Rosas.
“Verdugo por excelencia entre una asociación
de verdugos llamada Mazorca y consagrado en cuerpo y alma al tremendo fundador
de aquella terrible hermandad.”
Una vez que Rosas regresó al gobierno en 1835, la actividad
de la Sociedad, importante entre su aparición y ese momento, fue menor. Cuando
estalló la crisis, Rosas comenzó a dar órdenes directas a su fiel club de
adictos, que se volvió cada vez menos espontáneo y por momentos se asemejó a
una dependencia del gobierno. Las indicaciones eran principalmente vigilar a
personas sospechadas de simpatías unitarias o de oposición al régimen.
“¿De sangre? Sí, por cierto ¿por qué no, si
es sangre de unitarios, esos enemigos de Dios”
“Sí amigos míos- decía-, ¡guerra a muerte a
los unitarios! ¡guerra a muerte a esos malvados! ¿vosotros creéis hacer mucho?
Pues sabed que os engañáis. Leed su no la lista de nuestras ejecuciones de este
mes y cotejadla con las delaciones que hemos recibido.”
Las demostraciones de adhesión se hicieron más expresivas y
la violencia llenó los discursos y de a poco fue ganando otra vez las calles.
La tirante situación provocó un aumento de la membresía de la Sociedad Popular
Restauradora y cambió su perfil social.
Los mazorqueros -si no todos, al menos sus líderes- eran
originalmente miembros de la Sociedad Popular Restauradora; eran federales
decididos. Lo que los convirtió en un ala ejecutora de ella, una entidad
separada, fue la reaparición de la violencia política abierta. En 1833 y 1834,
Encarnación Ezcurra le había encargado a la Sociedad que hiciera ataques contra
las casas de algunos adversarios políticos, para intimidarlos y obligarlos a
exiliarse. Ya en 1839 hubo algunos asesinatos, pero sería 1840 el año en el
cual los degüellos se hicieron comunes en la ciudad, hecho que dio a sus
ejecutores una macabra celebridad. He ahí lo que distinguió a los mazorqueros:
ellos eran miembros de la Sociedad Popular Restauradora, pero los otros socios
no mataban.
“Hoy solamente. Leed y veréis que aún queda
una inmensa obra al cuchillo de la Mazorca, cuando comparéis el número de los
que han caído con el de aquellos que caerán.”
Lo que distinguió a los mazorqueros no fue que estuvieran dispuestos a
llevar su fervor por Rosas hasta las últimas consecuencias sino que casi todos
ellos eran a la vez parte de la Policía. La Mazorca fue un grupo que se puede denominar
parapolicial, integrado mayormente
por empleados de la Policía en actividad. Mientras el jefe de la Policía entre
1835 y 1845, Bernardo Victorica, se encargó de manejar al cuerpo en sus
funciones más habituales: seguridad urbana, control, denuncia de opositores al
sistema, reclutamiento de vagos para el Ejército.
“Aquellos hombres eran los compañeros de su
padre; aquella casa era la Intendencia, el sitio consagrado a las ejecuciones
secretas, el in pace donde los unitarios entraban para no salir jamás y en
cuyas bóvedas el dedo del terror había grabado para ellos la lúgubre inscripción
del Dante[1]”
La Generación del 37: el
romanticismo en Latinoamérica y Argentina
El argentino Esteban Echeverría, como su contemporáneo José Mármol,
describe la crueldad de la dictadura rosista en sus obras. Echeverría se
considera el iniciador del movimiento romántico en Latinoamérica y sus poemas,
cuentos y novelas reflejan su oposición fuerte a la tiranía de Rosas. El autor
creía que la obligación del escritor era luchar contra la ignorancia que
pudiera permitir una dictadura como la de Rosas.
El Salón
Literario de Marcos Sastre, Obra de Alberto M. Rossi.
|
La denominación de “Generación del 37” identifica a un movimiento
intelectual de jóvenes universitarios que, en 1837, fundó en Buenos Aires el
Salón Literario (en la librería de Marcos Sastre) para debatir temas culturales
y teorías sociales, políticas y filosóficas de autores europeos de diferentes
tendencias ideológicas. La creciente politización del grupo y sus opiniones
críticas y reformistas llevaron a que Rosas disolviera el Salón.
La obra de los escritores románticos del 37 abarcó todos los
géneros -filosofía, historia, economía, novela, drama, poesía, periodismo
político, etc.-, pero en todos ellos aparecía una problemática común que los unía:
el de la «nación», cuestión típicamente romántica que en un país nuevo como la
Argentina se intensificaba por la indefinición propia de un Estado de creación
reciente. Toda su obra, en cualquier género, acerca de cualquier tema, debía
estar necesariamente ajustada a las necesidades que imponía un país nuevo, cuya
tarea primordial era alcanzar un conocimiento adecuado de su propia realidad,
para así poder definir su identidad nacional. «El estudio de lo nacional»
-proclamado como meta primordial por Alberdi en su discurso del Salón Literario
de 1837- se convertiría así en el leitmotiv
de toda esa generación literaria. Al haber nacido, además, casi todos ellos
entre 1805 y 1821, pudieron concebirse a sí mismos como hijos -e hijas- de la
Revolución de Mayo, a quienes les era conferida una misión providencial: el
desarrollo e implementación de la segunda fase de la Revolución, la renovación
en las ideas que debía suceder a la revolución por las armas, y cuyo sentido
central sería definir la nueva identidad nacional en términos de los valores
revolucionarios.
Durante el periodo de Rosas, la actividad literaria
-paralela a la periodística- sirvió como medio de expresión y como instrumento
de propaganda o de crítica política, abierta o velada. Tal fue el caso de
algunos textos de varios de los
integrantes del movimiento romántico argentino (La Joven Generación Argentina);
por ejemplo, los de Domingo F. Sarmiento, Esteban Echeverria, Juan María
Gutiérrez y José Mármol.
Características literarias de la Generación del
37
ü
Advierten la división nefasta entre unitarios y
federales, y el carácter popular de esta última facción.
ü
Identifican a los federales como hombres de
“instintos semibárbaros” y a los unitarios como una “minoría vencida”, con
buenas intenciones, progresista, pero “antipática” y “soberbia”.
ü
Palabras simbólicas del Dogma Socialista, entre
otras: Asociación, Progreso, Fraternidad, Igualdad, Libertad, Dios, etc.
ü
Continúan con la tradición progresista de la
Revolución de Mayo, rechazan el Antiguo Régimen, espíritu americanista,
organización democrática del país, etc.
ü
Sentimientos pesimistas, angustia, descontento,
individualistas, exaltación de los sentimientos, placer por la naturaleza, etc.
El Romanticismo
En Argentina y en toda Latinoamérica se produjeron hacia la
misma época, grandes tensiones sociales en busca de un orden más justo que
garantizara la construcción de las nacionalidades. La anarquía primero y tras
ella la irrupción de los caudillos fue el resultado de la ruptura de las
estructuras coloniales después de las guerras de la Independencia. Había un
clima de efervescencia y búsqueda de un nuevo orden.
En ese marco histórico y, principalmente, en el período que
transcurre entre 1830 y 1860, se desarrolló el Romanticismo en América, aunque
sus postulados siguieron vigentes durante algunas décadas más en la literatura
gauchesca.
Tanto en Argentina como en el resto de Latinoamérica, este
movimiento se adhirió intensamente a una de las corrientes del Romanticismo
europeo: la social, buscaron dar una respuesta a las necesidades colectivas. La
otra corriente, la del Romanticismo sentimental, se manifestó entre 1860 y
1890, cuando el país ya se había organizado políticamente. Dos novelas
ejemplifican cada una de ellas: Amalia,
de José Mármol y María de Jorge
Isaac, respectivamente.
Los románticos buscaron la originalidad a través de una
literatura nacional con rasgos propios, diferentes de los europeos. Por eso, la
naturaleza se vuelve protagonista. Además de los temas, intentaron renovar el
lenguaje. Plantearon la necesidad de una lengua nacional, liberada de las
convenciones de la Real Academia Española y más ligada a las expresiones
regionales y coloquiales. En suma, una de las búsquedas de los románticos del
37 es la libertad formal en literatura, a través de la emancipación de la
opresiva normativa retórica de los neoclásicos; la libertad temática que les
permitiera alejarse de la transitada mitología clásica para prestar mayor
atención a asuntos nacionales y americanos.
Características y temas del
Romanticismo en La hija del mazorquero
!
El
individualismo: el romántico europeo exaltaba su yo, y buscaba la originalidad dentro de sí mismo, en sus
sentimientos. Es decir que hacían hincapié en el individualismo y el subjetivismo.
El énfasis en el yo impulsa
una reivindicación del gusto particular, rechazando el principio de la belleza
universal. La subjetividad romántica se manifiesta en su modo de ver la
realidad hostil que los rodea. Los autores tenían mucho en común con sus
personajes: sufrieron el mundo que les tocó vivir, se le opusieron, defendieron
sus ideas por las armas y, también, por medio de su obra periodística y
literaria. El exilio fue, para mucho ellos, una salida frente a la persecución
política.
En el Romanticismo hispanoamericano la
exaltación del yo se dio en forma
conjunta con la exaltación de la patria, de la nación. Para consolidad su yo el romántico se involucró en la
construcción de la conciencia nacional y
trató de crear las condiciones para que ella se manifestara. En la afirmación
de lo individual buscó la originalidad y lo particular que lo distinguiera como
país.
En cuanto al individualismo que buscó Gorriti como romántica, se puede
ver justamente en el tratamiento más que un tema, de un fondo histórico
político-social de Argentina en un momento determinado, con sus ideales, grupos
políticos, la oposición entre federales-unitarios, e incluso con un gobernador
irrepetible (Juan Manuel de Rosas) que lo diferencia a cualquier país de
Europa, de cualquier terreno o lugar utilizado universalmente. El determinar el
contexto, el suelo donde transcurren los hechos hace de la historia algo
individual y única.
!
El
sentimentalismo: Se actuaba con pasión, con heroísmo, con coraje. Los
románticos afirmaban que hay que conocer la realidad presente, sus
contradicciones, su proceso para poder realizar cambios que posibiliten la
organización y la conducción de un país acompañó a la afirmación de ideales de
libertad, progreso y democracia.
Gorriti, conocía en carne propia las consecuencias de la
persecución y el exilio de los unitarios, por parte de los federales, y decidió
escribir, desde Lima este momento histórico, con el objetivo de plasmar la
horrorosa realidad en la que se encontraban los argentinos en manos de la
Mazorca. Desde el punto de vista del narrador que se ve reflejado en el
vocabulario utilizado, muestra el miedo y la incertidumbre en que se vivía, y
todo el terror se presenciaba durante la noche, es decir que era una época
oscura:
“(…) continuó ella con terror, señalando un grupo negro al otro extremo de
la plaza –Son ellos. Son los puñales
sangrientos de la Mazorca que os acechan (…)”
“En aquel momento llegaban a un paraje solitario de la plaza.”
“(…) huid de este sitio funesto donde cada segundo es para vos un paso hacia la muerte.”
“Miró en torno suyo y se encontró entre un
grupo de hombres cuyo aspecto
siniestro llamó su atención”
“(…) en cuyas bóvedas el dedo del terror había grabado para ellos la lúgubre inscripción del Dante.”
!
Héroe
rebelde e inconformista: los románticos rescataron las grandes obras del Siglo de Oro, como las de Cervantes, Lope de Vega, Tirso de Molina y
Calderón de la Barca. Los protagonistas de estas obras sirvieron como modelo
del prototipo romántico: Don Juan como el héroe rebelde y Don Quijote como el
idealista y soñador.
Los héroes del romanticismo latinoamericano son
generalmente seres perseguidos, incomprendidos, que sufren el destino de
quienes han nacido en un mundo que no reconocen como propio. En Echeverría y en
Sarmiento, esos héroes fueron los unitarios; en Hernández, el gaucho. Los
primeros crearon héroes que encarnaban los ideales de libertad individual y
social. Activos, capaces de luchar hasta la muerte en la consecución de sus
fines, se oponen a todo lo que sea uniformidad, represión, censura, encierro
económico y cultural; en suma, atraso.
En La hija del
mazorquero el héroe es Clemencia, que se muestra como un personaje rebelde,
en contra de la matanza sin piedad ni resentimiento que llevaban a cabo los
mazorqueros, y esto la impulsa a desear un mundo mejor, y lo consigue dándole a
Roque donde más le duele, su propia muerte en sus manos, de esta forma su padre
dejaría el camino de perdición.
!
Evasión:
El desencanto de todo lo que rodeaba al autor romántico lo llevó a una
tendencia evasiva. Los románticos se sentían atraídos a lo medieval, en
particular lo gótico, y los lugares exóticos. También había una fascinación por
lo nocturno, las ruinas, los sepulcros, lo paranormal, las tempestades, los
castillos abandonados, lo terrorífico y la fantasía.
En este caso, es notorio la insistencia en lo nocturno y en
lo terrorífico, durante toda la narración, como ejemplos se puede citar los
siguientes fragmentos:
“En la noche
de ese día (…) yo guié a su casa la Mazorca”
“(…) señalando al proscripto una calle sombría (…)
“(…) y a favor de las sombras de la noche(…)”
“(…) temía que un ademán, que un soplo,
desvanecieran la divina visión, restituyéndola a la horrible realidad.”
Los temas románticos
Ø
La
patria: los escritores sienten que su destino individual está ligado al
destino de la patria. Hay una preocupación por el progreso. La literatura
romántica local, por medio de la descripción de los habitantes del país y de la
exposición de su ideología política, muestra cómo era la sociedad argentina a
la vez que manifiesta el proyecto de sus autores sobre cómo debía ser. Esta
tensión entre opuestos -civilización y barbarie, unitario y federales- definió
la identidad nacional de la época.
Ø
El amor:
En el Romanticismo sentimental se presenta un amor idealizado, ennoblecido. En
el Romanticismo social éste queda siempre condicionado a las exigencias de la
realidad histórica, expuesto a los riesgos del momento político. Su posibilidad
de realización depende, más que de las libertades individuales, del clima
social en el que se genera.
El amor romántico termina casi siempre en
muerte o en pérdida. Es un amor irrealizable. Por ejemplo el amor de Clemencia
hacia Manuel, debido a las reacciones y sentimientos que éste enciende en ella.
Sucedió cuando al hacerse pasar por Emilia, escuchó el descargo del joven
unitario, y a su vez lo observaba con detenida atención:
“La mirada, a la vez profunda y lánguida de
sus hermosos ojos, tenía un poder irresistible de atracción que, aliándose a la
mágica armonía de su voz, hacía aquel hombre uno de esos seres que una vez
vistos no pueden olvidarse jamás(…)”
“¡Quién sabe qué sentimiento hizo nacer su
vista en aquel corazón joven y solitario! Algunas veces, con la mirada perdida
en el vacío, sonreía dulcemente”
“-Llamadle Manuel- dijo ella en voz baja, y
al pronunciar este nombre la pálida frente de la virgen se ruborizó y sus ojos
brillaron con extraño fulgor”.
v
Otro amor es el paternal, que la empuja
diariamente a cuidar y orar por su padre, y que espera con paciencia la llegada
de la salvación de éste:
“Clemencia deseó vivir para acompañar al
desdichado como un ángel guardián en aquella vida de inquietud”
“-Nunca es tarde para tu infinita
misericordia, Dios mío- dijo ella alzando al cielo su mirada- La hora del
arrepentimiento no ha llegado todavía”
v
El amor hacia el prójimo, hacia los desamparados,
aquellas viudas e hijos de los hombres asesinados bajo el puñal de la Mazorca.
Les daba lecciones de música, de pintura; se dedicaba a bordar ramilletes:
“Como una tierna madre acariciaba e instruía
a los niños, velaba a los enfermos con la ardiente solicitud de una hermana de
caridad y auxiliaba a los moribundos con una elocuencia llena de unción y
piedad. Enteramente olvidada de sí misma, Clemencia parecía vivir solo en la
vida de los otros”
Ø
La mujer:
adquiere suma importancia porque es la generadora de la pasión. Se la presenta
como mujer ángel o como mujer demonio según ennoblezca al hombre o lo condene a
la destrucción.
En la narración escogida se ve a la mujer como un ángel,
incluso como la Virgen del Socorro. Cuando Clemencia va a ayudar a la familia
del aquel hombre que con una mirada despreciativa se alejó de su padre mientras
se encontraban en misa, es caracterizada de la siguiente manera:
“La madre juntó las manos y contempló con
admiración a aquella bellísima joven, cuyo velo blanco plegado como una aureola
en torno a su frente parecía iluminar las tinieblas que la rodeaban(…) La pobre
mujer creíala un ángel
descendido a su ruego e, inmóvil, temía que un ademán, que un soplo
desvanecieran la divina visión (…).”
“¡Ah, sois una santa!, bendecid a mi hijo (…)”
“Sí, hijos míos, es un bello ángel que Dios tiene en la tierra para consolar a los
infelices”
“¡Qué hermosos son sus largos cabellos rizados como los de Nuestra Señora del Socorro!”
Nuevamente, la esposa de Manuel de Pueyrredón la cree a
Clemencia como la Virgen del Socorro y al reencontrarse con su amado narra:
“Un milagro me ha salvado. La virgen del Socorro ha
descendido a mi calabozo para librarme. Sí. Yo la he reconocido en su celeste belleza y en la
melancólica sonrisa de su labio
divino. Este es su sagrado
velo…”
Otras menciones de su persona angelical se observa cuando
Clemencia descubre la realidad de su padre, de su “trabajo”. Pero en lugar de
morir como lo hizo su madre, “Clemencia
deseó vivir para acompañar al desdichado como
un ángel guardián en
aquella vida de inquietud (…)”.
Cuando Manuel de Pueyrredón se reencuentra con Clemencia en
la comisaria, él la reconoce y exclama:
“¡Ella…!-exclamó el unitario-, ¡el ángel que me salvó!”
Y por último, en la escena final cuando Clemencia se
sacrifica por la pareja de enamorados y unido al amor al prójimo, se va a
describir cómo la joven representa la pureza desde lo externo y lo interno,
donde la “(…) sangre de la virgen halló
gracia delante de Dios y como un bautismo de redención, hizo descender sobre
aquel hombre un rayo de luz divina que lo regeneró”.
Ø
La
naturaleza: en el paisaje americano y en su gente el romántico encuentra
rasgos de lo propio, de lo diferente. Como la naturaleza en Hispanoamérica
asombra por su generosidad y su tamaño, el romántico la identifica con lo
exótico. El desierto, la pampa, la selva, los grandes bosques, la magnitud de
las montañas, permiten explorar el color local y su paisaje humano. es una
naturaleza silvestre y hostil que a diferencia de la naturaleza domada y
estilizada del Neoclasicismo, los románticos escribían sobre bosques, montañas
y paisajes embravecidos. La naturaleza representaba un espacio para
experiencias espirituales.
En La hija del
mazorquero no se tiene como fondo la naturaleza de la pampa, sino que se
desarrolla en plena ciudad de Buenos Aires. Pero sin embargo refleja la
naturaleza de las personas, que sigue siendo hostil y bruto para la época en
que el mundo estaba dejando de lado toda clase de violencia y organizando el
territorio en una nación.
El Naturalismo americano:
características en La hija del mazorquero
Algunos de los aspectos del naturalismo europeo en
Latinoamérica reflejados en La hija del
mazorquero son los siguientes:
Relativa
objetividad: observación menuda y precisa del contorno. Dentro de la
narración elegida, la atmósfera es la de la sociedad burguesa o aristocrática.
Como ya se explicó anteriormente, se relaciona con las
temáticas de la Patria y de la Naturaleza del romanticismo.
Pretensión
cientificista: afirmación de un determinado biológico como en las
definiciones psicológicas o de predominio instintivo.
Dicho determinismo se encuentra en la relación entre la
personalidad de los personajes, su fisonomía y sus creencias, como es el caso
de Roque Almanegra y su hija Clemencia. El primero es un hombre insensible y
feroz que tiene ha elegido ser el cabecilla de la Mazorca, verdugo por
excelencia, que se va a consagrar en cuerpo y alma al tremendo fundador ésta. Sus manos y rostro están manchadas de sangre,
y de su boca salen puras blasfemias. Aunque su hija lo intente persuadir él se
mantiene firme en su juramento de cumplir con su “tarea”.
Desde el nombre de la joven, Clemencia ya nos da la pauta de
cómo será su personalidad. Luego es descripta como un ángel, rubia, de ojos
celestes, de una personalidad dulce y comprensible con los demás, su cuerpo lo
va a cubrir su cuerpo esbelto con una túnica blanca y su pelo oculto con un
tupido velo. Además que está consagrada a Dios y la Virgen. Su imagen celestial
y que irradia luz junto a su personalidad es de una joven virgen, cuyo mundo no
es el terrenal, sino el celestial.
A pesar del declarado anticlericalismo, reconoce
la existencia de sentimientos elevados y salva la fe en Dios y en la belleza.
En La hija del
mazorquero se puede ver a la religión en Clemencia, una creencia fervorosa
y honesta, que sigue el camino del buen cristiano como la Biblia y sus
mandamientos lo piden, que es el caso de ella y la familia desgraciada.
En la casa de los personajes, se
puede encontrar la estatua de la Virgen, ya que Clemencia se tapa en su manto:
“Al entrar en su casa, Clemencia fue a
postrarse a los pies de la Virgen y, ocultando su rostro bajo el velo de la
sagrada imagen (…)”
En los siguientes fragmentos se
muestra una devoción cristiana correcta, aquella donde se le reza a Dios y a la
Virgen con sinceridad y amor, y donde se resignan al destino que la divinidad
le tiene preparado, como hijo de Dios que son, sin enojarse ni mostrarse en
contra:
“¡Reina del cielo!”- murmuró Clemencia
juntando las manos con angustia y volviéndose hacia la imagen de la Virgen (…)
si esa blasfemia ha llegado al pie de vuestro divino trono, no la escuchéis
¡madre buena!, desechadla con indulgencia y alumbrad con una sonrisa de
compasión al desdichado que camina en las tinieblas.”
“Hija de la desgracia, heredera del castigo
celeste, víctima expiatoria, piensa en tu voto; acuérdate que tu reino no es de
este mundo.”
“¡Dios mío!- exclamó la madre entre
sollozos-, si en la sabiduría de tus designios quisiste que el hacha homicida
abatiera el árbol más robusto, yo adoro
tu voluntad y me resigno; pero ten piedad de estas tiernas flores que comienzan
a abrirse a los rayos de tu sol.”
“Madre cristiana, confiad en aquel que
enjuga toda lágrima y acalla todo gemido. Él vela sobre todo de lo alto de su
cielo y puede hacer de la más débil criatura un instrumento de su
misericordia.”
“(…) cualquiera que sea, bendigámoslo, hijos
míos, y pidamos a Dios que enjugue sus lágrimas como ha enjugado las nuestras-
dijo la viuda, haciendo arrodillar a
los niños para la oración de la noche.”
El realismo en La hija del mazorquero
Uno de los aspectos del realismo es que procura mostrar en
las obras una reproducción fiel y muy apegada a los detalles de la realidad,
por lo que abunda en descripciones. Es decir una descripción minuciosa, con un
especial interés en las enumeraciones. Y como ejemplo se puede citar el
siguiente fragmento:
“En la noche de ese día, mientras aquel hombre olvidado del agravio que
me había hacho y con dos niños en los brazos estaba tranquilamente al lado de
su mujer, ocupada en bordar el ajuar para el tercero que iba a nacer, yo guié a
su casa la Mazorca, y entre los brazos de su esposa y de sus hijos hundí mil
veces mi puñal en su corazón, salpicando los pañales del que aun no había visto
la luz.”
Conclusión
El recorrido que ha llevado el análisis de la leyenda
histórica escrita por Gorriti deja como resultado una muestra más del contexto
político y social de la época de Rosas, que se une a otras tantas obras de la
misma generación. Uniendo la estética romántica y la nueva nación naciente,
consiguieron individualizarse con respecto al mundo y encontraron la manera de
expresar sus sentimientos y opiniones de lo que ocurría en ese entonces.
Una historia atrapante desde el inicio, con muy marcados
contrastes en cuanto a la personalidad y fisonomía de Clemencia y Roque, pero
que a su vez son unidos por el amor mutuo, que logran que el lector simpatice
con uno y llegue a aborrecer al otro. Además
cabe destacar la elaboración de un ambiente oscuro, en tinieblas que lo
hace lúgubre y que predice la muerte, donde transcurren los hechos.
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[1] “¡Oh vosotros los que entráis
abandonad toda esperanza! Vi escritas estas palabras con caracteres negros en el dintel de una
puerta (…)” La Divina Comedia. Infierno. Canto
tercero.
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